viernes, 10 de febrero de 2012

La radio pública

Desde los primeros años de la democracia han sido muchos los que han cuestionado el ser de la nación española. Algunos nacionalistas la niegan sin tapujos, ciertos “próceres” socialistas la consideran discutible. Tiene derecho a hacerlo. Lo que me ofende es el trabajo de zapa, el trabajo subrepticio. Desde la sistemática utilización de expresiones tales como "este país" o "el estado español" para evitar la palabra España, hasta la más sutil eliminación del término "nacional" en la denominación de instituciones y organismos oficiales, escuelas públicas por colegios nacionales, agencia estatal por instituto nacional, etc. han sido curiosas formas de ir minando entre la población la conciencia del ser de la nación.
Especialmente interesante ha sido el caso de Radio Nacional de España. Fundada en 1937, en plena guerra civil, y con el monopolio informativo hasta 1977, la Radio Nacional perdió su nombre a finales de los setenta (1979) para pasar a llamarse Radio 1. La radio nacional seguía así el mismo camino que las otras instituciones “desnacionalizadas”. Pero en el año 2008 se produce un, a mi juicio afortunado, retorno al nombre tradicional y las emisoras de información general propiedad del estado vuelven a llamarse Radio Nacional de España. El cambio a Radio 1 no había calado en la población, que había seguido llamándola “radio nacional”, por lo que el retorno a la denominación tradicional pasó casi desapercibido. Sin embargo algunos periodistas de “la casa” parecen no haber aceptado el nuevo cambio y se resisten a que de sus bocas salga la palabra “Nacional”. Destacan en esta línea las actitudes de los directores de dos de los programas de mayor audiencia, don Juan Ramón Lucas y doña Silvia Tarragona, que prefieren llamar a la radio que les paga su sueldo (con el dinero de todos los españoles) “La Pública”.
Públicas son todas las radios propiedad de cualquiera de las administraciones, del estado, de las comunidades autónomas, de los ayuntamientos, y no es un término válido para identificar a RNE. No creo que sea demasiado pedir a los señores que trabajan para una entidad el que no le nieguen su nombre. Sería triste que tras esa actitud se escondiese una intencionalidad política.




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