martes, 18 de octubre de 2011

Nostalgias otoñales

El otoño es estación propicia a toda clase de melancolías y tristezas. Melancolías  de las que procuramos huir con la misma presteza con la que algunos niños cierran los ojos  para conjurar sus miedos. Inmersos en un mundo que invita a no mirar nunca atrás y a creer que el futuro es un infinito de gozos y mejoras, nos resistimos a ponernos ante el espejo del tiempo para comprobar lo que fuimos y lo que somos. La vana ilusión de vivir una eterna juventud, confortablemente  instalados en nuestra sociedad del bienestar y el consumo, nos rodea desde que abrimos los ojos cada mañana hasta que conseguimos conciliar el sueño cada noche. ¡Ay de aquel que se atreva a pensar en la velocidad con la que se nos escapa la vida! ¡Ay de aquel al que al echar la vista atrás se acongoje por lo mucho que el tiempo le ha arrebatado!  Puede que debamos ser de nuestro tiempo, pero de vez en cuando, sin caer en la introspección depresiva, debemos contemplarnos en lo que en realidad somos:  Aves de paso que cruzan fugazmente un cielo que no les  pertenece, un cielo ajeno que nunca  tardan demasiado en abandonar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario