miércoles, 3 de agosto de 2011

No nos representan

Los "indignados" vuelven a la carga. Con el pretexto de haber sido desalojados de la Puerta del Sol por la policía, retornan a las calles al grito de "No nos representan". Los media se  han reencontrado con un tema que les permite salir de la triste monotonía de informar casi exclusivamente sobre los problemas de la deuda. De nuevo se escuchan y se leen las informaciones y opiniones que buscan descaradamente  magnificar la protesta de los "indignados" y elevar a los altares sus motivos y propuestas. Creo que, por mor de nuestros dirigentes, la indignación es el estado de ánimo cotidiano de una gran parte de los españoles y pido a todos los dioses que no se le ocurra a esa gran mayoría salir a la calle con el mismo ánimo de monopolio de la razón con el que se manifiestan los señores del 15M. Ese grupo que, aunque algunos periodistas se empeñen en lo contrario, no tiene credenciales para representar a "la juventud española" ni a la población en general, solamente "es lo que es", un grupo de ciudadanos. Ellos proclaman a todos los vientos que ni los políticos ni las instituciones los representan y yo creo que tienen todo el derecho del mundo para sentirlo, para pensarlo y para expresarlo, pero pienso que, si creen en cualquier forma de democracia, deben aceptar que " Los indignados", "el movimiento 15M", o como quieran ellos  que se les denomine, solamente se representan a ellos mismos. Sean unos cientos, unos miles, o unas decenas de miles no se les puede conceder nada que al resto de los españoles no se les conceda y se les debe exigir todo lo que se exige al resto de los ciudadanos.
Resulta patético ver a muchos políticos, que desprecian el valor de los cientos de miles de legítimos votos que respaldan a los partidos minoritarios, hacerse lenguas de la excelencia de las demandas de los "indignados" y de la necesidad de "tenerlas en cuenta". Algunos de ellos buscan descaradamente el voto de "esos" descontentos , otros se encuentran atados, como muchos comentaristas y periodistas otras veces sensatos,  a lo "políticamente correcto"  y otros temen esa "mala prensa" que en los incidentes de orden público siempre cae sobre la autoridad.
 Si el azar, o la Divina Providencia, no lo remedia, ese monstruo de la democracia que llaman "indignados" se convertirá en una pesadilla para los gobernantes presentes y futuro. Bien claro lo dice el refranero "Siembra vientos y recogerás tempestades".

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