jueves, 11 de agosto de 2011

Nosotros somos pacifistas.

Los señores del 15 M y sus corifeos están multiplicando sus declaraciones de repudia a los acontecimientos de Inglaterra, desmarcándose de los "indignados" londinenses y, aprovechando el tirón, de sus homólogas chilenos.  Sesudos politólogos, profundos sociólogos y otros "doctos" diversos se han apresurado a señalar las grandes diferencias  que existen entre el movimiento español y las turbas británicas. El racismo y la exclusión social de las minorías es, según esos estudiosos del tema,  lo que subyace en el problema inglés y la causa de la violencia desatada. ¿En Chile también han tenido los disturbios las mismas causas? No parece muy probable y, ante la duda,  nuestros expertos han preferido dejar el asunto de Chile para otro día. Al parecer otra de las grandes diferencias es que en España "los indignados" piden una evolución del sistema mientras que en otros lugares se inclinan por la revolución y la policía les pega tiros. ¿Se referirá este experto a la policía inglesa? Algunos se atreven a  afirmar cosas tan arriesgadas como que: el "15 M" es un movimiento social en toda regla,  horizontal, asambleario y no violento que, hasta sus pancartas, "tienen un lado humano". Parece ser que nos hacen el gran favor de no portar pancartas inhumanas. Loado sea Dios. 
En unas recientes entradas, que llamé "El 15 M" y "Redes sociales", expresaba mis temores acerca de la falta de virtudes democráticas de los movimientos de masas promovidos mediante la telefonía móvil y las redes sociales. También intentaba poner de relieve el peligro que conlleva la actitud, cuando menos "contemporizadora", de las autoridades y de muchas fuerzas sociales ante actuaciones de dudosa legalidad, o claramente ilegales, de esos grupos. Comparadas sus acciones con los sucesos británicos y chilenos, la no violencia  de los "indignados" españoles parece indudable. Pero, ¿Basta con no quemar edificios y coches para ser considerados pacíficos? ¿Es suficiente no saquear comercios para ser "no violentos"? Los señores del 15 M se han apropiado de diversos espacios públicos mediante la fuerza y la coacción y nuestras autoridades, al transigir en ello, han legitimado a cualquier otro grupo para considerarse con los mismos derechos y actuar de la misma forma. Todos hemos podido oír en la televisión y en la radio a los convocantes de las manifestaciones de protesta por la visita del papa utilizar los mismos argumentos  empleados por los señores 15 M para justificar sus ocupaciones de calles y plazas para no aceptar los cambios que las autoridades, con el loable fin de evitar altercados, quieren obligarles a adoptar en los recorridos de sus marchas de protesta. ¡Nadie puede quitarles su derecho a utilizar todas las calles de Madrid como y cuando deseen!. Dicen ellos.

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